domingo, 19 de noviembre de 2017

VIAJE ORNITOLOGIO A FUERTEVENTURA Y GRAN CANARIA (1 al 4 de Noviembre de 2017)



OBJETIVO: ENDEMISMOS INSULARES



Relato de un viaje ornitológico a Fuerteventura

y Gran Canaria (1 al 4 de Noviembre de 2017)

Luis Mario Arce



Con la vista puesta en dos endemismos canarios, cada uno de ellos exclusivo de una sola isla: la Tarabilla canaria, confinada a Fuerteventura, y el Pinzón azul de Gran Canaria, este último elevado a rango de especie en 2016 (previamente era tratado como subespecie del ahora Pinzón azul de Tenerife), un grupo de amigos, miembros de SEO-Asturias, pusimos rumbo al archipiélago macaronésico aprovechando el puente festivo de Todos los Santos (1 al 4 de noviembre). Contábamos allí con el apoyo inestimable de Ignacio Ilisástigui, residente en Gran Canaria desde hace más de dos décadas, quien pensaba habernos acompañado durante toda la estancia, aunque finalmente solo pudo hacerlo los dos últimos días, en su isla. Al lado de los dos objetivos prioritarios, cumplidos más que satisfactoriamente, figuraban en nuestra lista de “los más buscados” otros endemismos canarios o macaronésicos, de los cuales logramos ver Vencejo unicolor, Bisbita caminero, Mosquitero canario, Herrerillo de Gran Canaria (elevado a categoría de especie por Illera et al 2016) y Serín canario, así como las subespecies locales de Alimoche común (majorensis), Gavilán común (granti), Busardo ratonero (insularum, en Gran Canaria, y la recuperada lanzarotae, en Fuerteventura, que parece ser fruto de una hibridación antigua con Busardo moro), Cernícalo vulgar (dacotiae, en Fuerteventura, y canariensis, en Gran Canaria), Pico picapinos (thanneri), Terrera marismeña (polatzeki), Mirlo común (cabrerae), Currucas tomillera (orbitalis) y cabecinegra (leucogastra), Alcaudón “desértico” (o norteño, según la referencia taxonómica) (koenigi), Pardillo común (harterti) y Camachuelo trompetero (amantum). Completaron el “top” de la lista el Halcón tagarote, el Corredor sahariano y el Tarro canelo, este último de interés por tener aquí su único punto de cría en España. La gran ausente fue la Avutarda hubara canaria, pese al intenso esfuerzo de búsqueda dedicado a localizarla, que obligó a reorganizar el programa para concederle más tiempo.



DÍA 1: VINI, VIDI, VINCI

Pasamos la noche de Halloween a bordo de un autobús, camino del aeropuerto de Barajas, de donde volamos a Fuerteventura a las 11 de la mañana. Aterrizamos en la isla a las 13.30. Cumplidas las gestiones del alquiler de coches (había una larga cola, tanto que nos dio tiempo de sobra a comer durante la espera), nos dirigimos directamente al primer punto de observación: la pista que comunica el poblado de Las Parcelas (colonia García Escámez) con la presa de Los Molinos, en la costa oeste central (municipio de Puerto del Rosario).
Paisaje. Foto Jose Antonio García

Paisaje. Foto Jose Antonio García

 Potencialmente, aquí podíamos localizar todos los objetivos prioritarios de la isla. No hizo falta llegar hasta allí para ver la especie estrella del día: la Tarabilla canaria; un macho nos salió al paso en la carretera, cerca del pueblo de Triquivijate
Tarabilla canaria. Macho. Foto Luis Mario Arce

Tarabilla canaria. Hembra. Foto Luis Mario Arce

Tarabilla canaria. Macho. Foto Jose Antonio Garcia


Antes, aún en el entorno del aeropuerto, parte del grupo vio un Vencejo unicolor (que volvería a localizarse en el mismo punto al día siguiente) y en el camino hubo ocasión de observar algunos Cernícalos vulgares y alcaudones “desérticos”, así como una colonia de ardilla terrestre de Berbería (introducida) al margen de la carretera, a la entrada del pueblo de Antigua.
 
Cernícalo vulgar. Foto Javier Martín

Alcaudón "desértico". Foto Jose Antonio García

 
Ardilla terrestre. Foto Jose Antonio García


Ardilla Terrestre. Foto Jose Antonio García.




 La pista de la presa de Los Molinos no fue fácil de encontrar: no está señalizada y las indicaciones que teníamos la situaban a la salida del pueblo, cuando su acceso está dentro de la zona urbanizada, junto a una explotación de cabras. Una vez en el sitio correcto, no tardaron en presentarse el Tarro canelo (del que veríamos casi un centenar de individuos, la mitad posados en el embalse), el Bisbita caminero, el Alimoche común, el Busardo ratonero y, de nuevo, la Tarabilla canaria: un macho (vimos dos) posó para las fotos a placer y, como dato de interés fenológico, también observamos un volantón. Ni rastro, en cambio, de la supuestamente abundante Terrera marismeña y tampoco de la Avutarda hubara ni del Corredor sahariano. Un bando de Ganga ortega nos sobrevoló, y oímos reclamar un Camachuelo trompetero y una Curruca tomillera, en la ladera y en el fondo del barranco, respectivamente, pero no vimos ninguno de los dos.
Alojamiento días 1 y 2: Aparthotel La Pirámide, Costa de Antigua (confortable, buenos accesos, buen bufé)
 
Tarro canelo. Foto Jose Antonio García.

Tarro canelo. Foto Jose Antonio García

Bisbita caminero. Foto Luis Mario Arce

Tarro canelo en vuelo. Foto Luis Mario Arce

Trio de Tarro canelo. Foto Luis Mario Arce

Tarro canelo en vuelo. Foto Javier Martín

Tarro canelo. Foto Javier Martín


Tarabilla canaria. Macho. Foto Javier Martín



DÍA 2: BUSCANDO LA HUBARA DESESPERADAMENTE

Para empezar bien el día y aprovechando la proximidad del hotel a la línea de costa, recibimos el amanecer en los acantilados marinos de la Punta del Cangrejito, a diez minutos caminando desde el alojamiento. Se trataba de buscar pardelas. Y las vimos. Aunque no apareció la deseada Pardela de Barolo/macaronésica (o de Audubon, según la referencia taxonómica), difícil en esta época, sí lo hicieron la Pardela sombría y la más numerosa Pardela cenicienta canaria. Poco más en el mar: algunas Gaviotas patiamarillas y una solitaria Gaviota sombría. En tierra, en los acantilados, una pareja de Cuervo grande, extremadamente confiada (posó para las cámaras a apenas 4 metros de distancia), y algunos Bisbitas camineros.

Bisbita caminero. Foto Luis Mario Arce

Cuervo grande. Foto Luis Mario Arce

Tórtola turca. Foto Luis Mario Arce

Pareja de Cuervo grande. Foto Jose Antonio García

Cuervo grande. Foto Jose Antonio García


Tras el desayuno, nos encaminamos a los llanos de Tindaya, con un objetivo claro: la Avutarda hubara africana. Realizamos un recorrido por las pistas entre esta localidad y El Cotillo, primero por una vía asfaltada que muere a pie de playa, en La Huesilla, y después por la pista de tierra que la corta y se dirige, hacia el Norte, al barranco de Esquinzo y, de aquí, a El Cotillo. Pasamos tres horas en la zona, entre las 09.55 y las 13.05. No hubo suerte con la hubara. Sí vimos, en cambio, seis o siete Corredores saharianos, los tres últimos, llegando a El Cotillo, muy confiados, Curruca tomillera y la única Terrera marismeña del viaje, y repetimos Tarabilla canaria (un macho posado en un muro de piedras que alojaba una colonia de Ardilla terrestre de Berbería), Ganga ortega, Busardo ratonero, Cernícalo vulgar y Alcaudón “desértico”
 
En busca de la Hubara. Foto Marel

Corredor sahariano. Foto Luis Mario Arce

Curruca tomillera. Foto Luis Mario Arce

Corredor sahariano. Foto Javier Martín

Corredor sahariano. Foto Javier Martín






























Al fallar la Avutarda hubara, reorganizamos el programa del día para volver a probar suerte en los dos puntos donde la habíamos intentado, prescindiendo para ello de la visita a la zona de Betancuria. Mantuvimos, en cambio, la comida en Corralejo, en el extremo norte de la isla, una pausa costera en una jornada netamente esteparia. 







De camino, en Lajares saltó la sorpresa del día: un Alzacola rojizo (ocasional en Canarias) en un huerto del pueblo. En Corralejo había más de un centenar de Pardelas cenicientas canarias a la vista, la mayoría lejanas, en una concentración de pesca, pero también un pequeño grupo junto al islote de Lobos, donde volaban, además, un par de Charranes patinegros, y varios ejemplares aislados que pasaron cerca de nuestra posición. En los arrecifes rocosos se agrupaban sendos bandos de Chorlito gris y Zarapito trinador, además de grupos menores o individuos aislados de Correlimos tridáctilo, Correlimos común, Vuelvepiedras común, Archibebe claro y Archibebe común, a los que no tardó en agregarse medio centenar de Chorlitejos grandes.
Zarapitor trinador. Foto Javier Martín

Gaviota patiamarilla. Foto Javier Martín

Zarapito trinador. Foto Luis Mario Arce

Chorlito gris y Aguja colipinta. Foto Jose Antonio Garcia

Correlimos tridáctilo. Foto Jose Antonio García.



El tercer intento con la hubara nos devolvió a los llanos entre Las Parcelas y la presa de Los Molinos, donde repetimos las especies de la primera visita, más el Corredor sahariano. Pero nada de hubaras. 


Paisaje. Foto Javier Martín
Paisaje. Foto Javier Martín


Aunque ya era tarde, decidimos hacer un último intento en Tindaya (al día siguiente volábamos temprano a Gran Canaria). Elegimos la pista que rodea el piedemonte de la Montaña de Tindaya para empezar y enseguida nos desviamos por la que conecta con la pista a El Cotillo. Nuevo fracaso. Como premio de consolación, observamos un nutrido bando mixto de Camachuelo trompetero, Pardillo común (dominante) y Bisbita caminero, de conducta inquieta, de tal modo que costó identificar las especies y, más aún, cuantificarlas.



Tindaya. Foto Luis Mario Arce.


DÍA 3: PÁJAROS AZULES

Segunda etapa. Cambio de isla. Aterrizamos en Gran Canaria a las 11.00, pero no arrancamos hasta casi dos horas después por los trámites de traslado a la oficina de alquiler de coches (en Cruce de Aguinaga) y las gestiones correspondientes. Mientras unos hacíamos el papeleo, otros, en el exterior, observaban el primer Halcón tagarote del viaje, un juvenil en vuelo muy bajo. Otro ejemplar, un adulto, saldría en la ruta a Inagua, nuestro destino del día, el hogar del Pinzón azul de Gran Canaria; también se vieron en el camino dos interesantes concentraciones de Busardo ratonero, de ocho y 16 aves. Una vez comenzamos a ascender por la tortuosa carretera que se adentra en los pinares canarios, por encima de Mogán, empezamos a sumar especies: Gavilán común, Serín canario, Mosquitero canario… además del ubicuo Bisbita caminero
Bisbita caminero. Foto Javier Martín

Llegamos, por fin, al corazón de los pinares de Inagua, donde Ignacio tenía bien localizada una zona idónea para el pinzón. Nos recibió una concentración de Mosquiteros canarios, comiendo en los matorrales de un claro forestal, y oímos un Petirrojo europeo (de la subespecie marionae, descrita recientemente y endémica de la isla). Al poco de echar a andar, aparecieron dos parejas de Herrerillo de Gran Canaria, de intensos colores. 

Inagua. Foto Luis Mario Arce
Pinar de Inagua. Foto Luis Mario Arce

Pinar de Inagua. Foto Luis Mario Arce












 
Grupo. Foto Marel
Una vez en el punto de los pinzones azules de Gran Canaria, éstos no tardaron en acudir: cuatro machos adultos y una hembra. Pudimos observarlos largo rato, aunque siempre en las copas, con cambios constantes de posadero. La población global de esta especie no alcanza los 400 individuos y ocupa una reducida área geográfica, además fragmentada en dos núcleos: Inagua-Ojeda-Pajonales, de 39 km2, y La Cumbre, de 18 Km2. Su tendencia demográfica actual parece estable (gracias, en parte, al refuerzo de un programa de reintroducción), aunque los recurrentes incendios forestales representan una espada de Damocles sobre su futuro; de hecho, los que se declararon al inicio de este otoño arruinaron el proyecto de conectar el núcleo de Inagua con otro pinar donde antiguamente habitaba la especie, que quedó arrasado. Un escondedizo Pico picapinos y, ya en el descenso, un cernícalo vulgar y una perdiz moruna (introducida) cerraron la lista de especies del día.

Alojamiento días 3 y 4: Koala Garden Suites, Maspalomas (confortable, buen bufé, buenos servicios)

 
Mosquitero canario. Foto Luis Mario Arce.

Pinzón azul de Gran Canaria. Foto Luis Mario Arce

Pinar de Inagua. Foto Jose Antonio Garcia

Pinzón azul de Gran Canaria. Foto Jose Antonio García

Grupo. Foto Jose Antonio García.

Grupo. Jose Antonio García

Pinzón azul de Gran Canaria. Foto Javier Martín.

Pinzón azul de Gran Canaria. Foto Javier Martín

Casas trogloditas de El Toscón de Tejeda. Foto Luis Mario Arce.

 
Atardecer. Foto Jose Antonio García.

Marel y Luis. Foto Jose Antonio Garcia.


DÍA 4: SORPRESAS Y EXÓTICOS

Despedida y cierre. Con el vuelo de regreso a las 18.50, y una vez despachado el pinzón azul (de haber fallado, hubiésemos vuelto a Inagua), teníamos por delante toda la mañana para pajarear tranquilamente. A sugerencia de Ignacio, comenzamos la jornada, al amanecer, en la Charca de Maspalomas. No esperábamos nada especial, pero hubo varias sorpresas: Martinete común, Garza imperial, Espátula común y Gaviota de Audouin, salvo el primero, en todos los casos aves inmaduras. 
Espátula común. Foto Luis Mario Arce.

Garza real. Foto Luis Mario Arce.

Gaviota de Audouin. Foto Luis Mario Arce

Garza imperial. Foto Jose Antonio Garcia.

Garza real. Foto Javier Martín

Gaviota de Audouin. Foto Javier Martín.
 
Herrerillo de Gran Canaria. Foto Luis Mario Arce.

Gorrión moruno. Foto Luis Mario Arce.


 Dos Vencejos unicolores sobrevolaron la zona, por la que se movían pequeños bandos de Serín canario; un Halcón tagarote adulto pasó en vuelo muy bajo, llevando una Cotorra de Kramer en las garras.
Serín canario. Foto Luis Mario Arce.

Halcón de tagarote con Cotorra de Kramer. Foto Javier Martín
 
Cotorra argentina. Foto Jose Antonio García.

Cotorra de Kramer. Foto Jose Antonio García.

 Este psitácido exótico abunda en la zona, donde también tiene una nutrida presencia la Cotorra argentina, igualmente introducida. Otras novedades para la lista del viaje fueron la Curruca cabecinegra y los dos Mosquiteros comunes que cantaban en el arbolado de la cola de la charca (también sonaban varios Mosquiteros canarios, que permitieron la comparación de cantos). Mientras estábamos en la charca, Ignacio pasó por el Campo de Golf de Maspalomas, donde lo único destacable fueron tres Tarros canelos y cuatro Chorlitejos chicos. A las 09.00 volvimos al hotel a desayunar.

Abubilla. Foto Luis Mario Arce.
Abubilla. Foto Javier Martín


Finalizado el desayuno, nos encaminamos, hacia el Norte, a Juncalillo del Sur, sitio de interés científico que ampara una amplia llanura aluvial cubierta de vegetación xérica y con charcas temporales que representan un importante atractivo para las aves. No obstante, la visita fue poco productiva: Cernícalo vulgar, Bisbita caminero, Curruca tomillera, Alcaudón “desértico”… Lo más destacable no fue un ave, sino un reptil: un magnífico macho adulto de Lagarto gigante de Gran Canaria
Lagarto gigante de Gran Canaria. Foto Jose Antonio García.

Juncalillo del Sur. Foto Luis Mario Arce.
 
Bisbita caminero. Foto Luis Mario Arce.
Se acercaba la hora de comer, de manera que nos planteamos visitar solo lugares muy cercanos y rápidos de ver. El primero fue la Punta de Tenefé, donde no había más que un Chorlitejo grande en las salinas y un pequeño grupo de Vuelvepiedras comunes y un solitario Zarapito trinador en el pedrero. De aquí nos desplazamos a las cercanas balsas de Aldea Blanca, donde descansaba medio centenar de Garzas reales y una pareja de Tarro canelo; aquí cerramos la lista de especies del viaje con un segundo reptil: el lagarto atlántico. Solo restaba comer –lo hicimos en un restaurante de Pozo Izquierdo– y desplazarse a Cruce de Arinaga para tomar allí el minibús al aeropuerto, poniendo el punto final a un viaje “express” muy satisfactorio, que nos dejó con ganas de más.

  
Foto Jose Antonio García.

Listado de especies por Luis Mario Arce.